Opinión

Los dilemas del rector

  • Publishedfebrero 6, 2014

Zapata 21

 

“Tendrían que decirme si de verdad

todo este horror de ahora era el Mañana”.

José Emilio Pacheco

                                                I

El doctor Javier Saldaña Almazán ya es precandidato a la gubernatura del estado de Guerrero. Más allá de formalidades que a su tiempo llegarán, el ambiente político y las condiciones específicas de la próxima coyuntura electoral lo colocan desde ahora en el centro de una polémica que puede ser trascendente para la vida social y para la política al interior y en el entorno de nuestra máxima casa de estudios.

   El rector de la UAG se mueve sin mucha cautela en una arena que sus posibles adversarios todavía no pisan. En el lenguaje universitario de estos días se están anclando una serie de frases que ven el futuro con optimismo y que nos hablan del espíritu de cuerpo que en estos días se fortalece al interior de la institución. “Le agradecemos al señor rector que nos haya dedicado estas tres horas a costa del tiempo de atención que le quitamos al estado de Guerrero”, dijo el doctor Rogelio Ortega en la reciente presentación de un libro de testimonios sobre el 68’.

No hay camino pavimentado ni existe certidumbre alguna en este momento político de Guerrero. La candidatura del doctor Saldaña tiene condiciones a favor y algunos inconvenientes que pueden sortearse con relativa facilidad. Si jugara ajedrez, las aperturas preferidas del rector serían las de peón de Dama, ricas en sutiles temas posicionales y en donde la iniciativa se obtiene explotando microscópicas ventajas, imperceptibles para el jugador acostumbrado al juego combinatorio. En este ensayo tratamos de analizar a fondo la apuesta del doctor Saldaña y de explorar sus posibilidades reales de alzarse con una victoria. Balancear la información nos obliga a tratar también la eventualidad de un revés que cree las condiciones para abrir flancos contra nuestra universidad pública.

 

                                    II

  

No hay certidumbre, dijimos arriba; al contrario, es la movilidad permanente y la ausencia de referentes doctrinarios lo que priva en la arena política. Los partidos realizaron el ritual de abandonar sus principios y estatutos y vivimos en Guerrero eso que los italianos del sur definieron con un nombre cachondo: agiornamento. El dato curioso no es que los políticos brinquen de una agrupación a otra, lo raro es que los partidos acepten esta realidad y hasta la asuman como un producto de la transición democrática. El que ahora es candidato del PRI mañana puede serlo del PRD y pasado mañana de Movimiento Ciudadano o del PAN. Las identidades ideológicas se han perdido, el discurso principista ha naufragado en el mar oscuro de los intereses creados y de los poderes fácticos. La imagen de la política ahora no es la de un pastel con diferentes colores perfectamente distinguibles, sino la de un valle batido suavemente por un viento tranquilo que hace que a lo lejos se confundan los colores de las hierbas, que se mezclen a veces sus tonalidades y que se confundan los frutos ambiguos de su policromía.  

   En el PRI Manuel Añorve desafía con fuerza al figueroismo y anuncia que incluso podría dejar el partido si se insiste en cerrarle el paso. Para enfrentar al grupo de Figueroa Alcocer hace explícita una alianza con dos de los políticos más pulcros del priísmo guerrerense: Héctor Astudillo y Héctor Apreza. Figueroa, que no está manco para estos menesteres, establece una alianza con el alcalde capitalino Mario Moreno Arcos, que está enfrentando el problema de las policías comunitarias de su municipio con delicadeza y esmero, no con exabruptos y amenazas. Hasta antes del atentado a Pioquinto Damián el alcalde iba bien; hoy la sospecha propiciada por la actitud acusatoria valiente de Damián Huato está a punto de lanzarlo de Chilpancingo, ciudad sitiada ya por las policías comunitarias que de un momento a otro entrarán a la capital con el beneplácito de sus habitantes. En el aire se queda por el momento el diputado federal Cuauhtémoc Salgado, que era el delfín de Figueroa Alcocer y también del presidente Peña, que compartió con aquél responsabilidades institucionales cuando ambos colaboraban con el gobernador Emilio Chiaufett en el Estado de México.

   El más adelantado de la izquierda es el senador Armando Ríos Píter; sería también el primer damnificado de la irrupción universitaria. Sus posiciones políticas y su formación profesional son las más cercanas a una candidatura de la inteligencia y el saber; también su juventud lo hace un candidato atractivo para los universitarios. El surgimiento de la candidatura del rector multiplicaría los efectos (nocivos para el tecpaneco) de la participación de Luís Walton, que ya anunció que quiere estar en la boleta para gobernador. Su caso es dramático; a diferencia de Ríos Píter, de Saldaña y de otros, él no puede esperar; si declina ahora su siguiente oportunidad sería rasguñando el séptimo piso de su edad. Hoy pesan más que en su tiempo las derrotas frente a López Rosas y Félix Salgado y la candidatura de Gloria Sierra en el 2008.

   Faltan algunos imponderables, el principal es el que representa los amagos de Zeferino Torreblanca en competir por la presidencia de Acapulco. Creo que Torreblanca cumplió como gobernador y comparto la opinión generalizada que ha sido (con mucho) el mejor presidente que ha tenido el puerto. Sin embargo creo que sus intenciones de hoy no tienen futuro, la sociedad acapulqueña se ha politizado demasiado; mejor dicho, se ha partidizado. Hoy nadie puede juntar la enorme enjundia social que representó la candidatura de Torreblanca en 1999, muchos ciudadanos que deberían estar reservados de la política hoy incursionan en toda clase de partidos. Tal es el caso de Luís Walton y Víctor Jorrín; los perfiles de estos ciudadanos se parecen mucho a los frenteciviquistas de ayer. Pero en lugar de llegar a una alianza con algún partido, se han hecho militantes activos de diversas organizaciones. El votante no partidario de estos tiempos debe ser aproximadamente una décima parte del padrón; tampoco es seguro que se vayan con un solo candidato, se dispersarán para confundirse en el mar ambiguo del oscilante valle de la hierba policroma.

   Tampoco Zeferino es el ciudadano que en 1999 todos querían acompañar para derribar las bardas del autoritarismo y la continuidad; el hombre que se quedaba con sólo tres de sus seguidores en los mítines que hacía porque la gente se iba detrás del carro que anunciaba el reparto de despensas. Es un ex gobernador del estado y en la tradición política mexicana tan importante es hacer un buen papel en el cargo que se obtiene por elección como ser buen ex gobernante. Sin duda lo son Rubén Figueroa y René Juárez, aunque Zeferino tiene un atenuante: ni a Figueroa ni a Juárez Cisneros le anduvieron buscando cadáveres en el clóset.

   El caso es que si se anima, Torreblanca Galindo le va a poner sabor al caldo; habrá un candidato de verdad que desde ahora podría tener entre un diez o quince por ciento de la votación acapulqueña. Dudo mucho que esos porcentajes se incrementen y le alcance para ganar, pero estoy absolutamente convencido de que está sobrado para descarrilar la candidatura que viaja en un Acabús llamado Deseo (la frase original dice ‘tranvía’ y es de Tenessee Williams, la tomamos prestada).

 

                                     III

 

   Los universitarios irían a esta coyuntura con un equipamiento teórico que los coloca por encima de cualquier grupo político tradicional. Hablarían desde un nivel y con algunos conceptos desconocidos para el grueso de nuestra clase política. La inclusión de una variante universitaria constituye en sí misma una primera victoria para el equipo del rector.

   Un candidato como el doctor Saldaña podrá durante varios meses hacer una discreta campaña adelantada sin que nadie lo moleste, lo hostigue o intente cerrarle el paso. Ya aprovechó el evento mencionado de la presentación del libro de Salvador Martínez Della Roca (el Pino) para desmarcarse de la partida de rosca a la que fue invitado y acudió como un gesto de buena voluntad. El personaje central de aquella partida (de rosca, no de ajedrez, ni de hocico) era el diputado Manuel Añorve Baños, con quien se tomó todas las fotos que quisieron los camarógrafos presentes. En la presentación del libro testimonial sobre el 68 el rector dijo: “Una cosa es tomarse la foto y otra muy distinta pensar igual que determinada persona”.

   A la declaración no han seguido ni réplicas ni contrarréplicas. El doctor Saldaña dice lo que tiene que decir y continúa su estrategia sin pelearse con nadie. Ingresa a esta coyuntura con todo el patrimonio político y cultural acumulado por largos años en la UAG. Nadie querrá pelearse con el líder indiscutible de una de las sedes de la inteligencia guerrerense; tampoco él tiene que insistir en las discrepancias, las cosas son como son y así conviene ahora a la acumulación de fuerzas que ya se percibe en su candidatura. Por primera vez en la historia de Guerrero un precandidato acude a la cita con dos ventajas hasta ahora no coincidentes: el don de la ubicuidad y el esfumato al mismo tiempo. El conglomerado de talentos que representa le permiten al rector estar en todas partes y ninguna.

                  

                                              IV

 

   En la universidad han ocurrido cambios en algunas cosas y el crecimiento de la diversidad social ha hecho que algunas otras se ratifiquen año con año. La UAG sigue siendo la institución donde acuden aquellos que serán los primeros profesionistas de su familia (los hijos de los profesionistas generalmente asisten a escuelas de paga). Ello se traduce en política en un asunto muy sencillo: los jóvenes que estudian alguna carrera o el bachillerato son líderes de opinión en sus hogares. Ésta, que es una discreta ventaja posicional, provee a las intenciones del rector de una campana de profundas resonancias.

   Más aún, la universidad pública guerrerense está distribuida a todo lo largo y lo ancho del estado. Si tan solo la mitad de la nómina de docentes de preparatoria se adhiere a los empeños del rector, tendrá su campaña una gran estructura de personal calificado y con sueldo permanente. Una enorme ventaja sobre otros candidatos que lo primero que tienen que hacer es soltar dinero para toda clase de liderzuelos que ya hasta tienen sus frases trilladas: ‘primero necesito recursos para moverme’.

Esos serían los conceptos y la estructura en que estaría basada la campaña de un rector de la universidad. Una estructura que prácticamente no le costaría dinero y unos conceptos que nuestros políticos tradicionales (con honrosas excepciones) no comprenderían. No sería la estructura de los grillos universitarios, tan proclives a la corrupción y a la componenda tanto como los políticos de afuera. Sería algo distinto, que impactaría positivamente la vida política del estado y que tal vez inaugure una nueva era en las relaciones entre la sociedad, el gobierno y la universidad y entre los partidos políticos entre sí.

   Por lo pronto contará con el apoyo de gente pensante que percibe el desprecio con el que los partidos políticos (con excepción del PAN) tratan a sus intelectuales. Cómo no recordar en este punto al entrañable Jorge Salvador Aguilar, luminaria perredista que pasó largas horas de su vida escribiendo discursos para diputados analfabetos que se tropezaban y hacían el ridículo tratando de pronunciar las bellas frases escritas por el Maquiavelo de Zirándaro.

 

                                           IV

 

   Hay que decirlo sin eufemismos: la candidatura del doctor Saldaña vale en cuanto que es la del rector de la universidad. Otros intentos hubieron de universitarios que intentaron, con distinta suerte, hacer política fuera de la institución; exitosos desde el punto de vista de sus protagonistas, mediocres en sus resultados desde el punto de vista de la sociedad. Pongamos el ejemplo del ex rector Florentino Cruz, que fue secretario del ayuntamiento de Félix Salgado en Acapulco y diputado por la vía plurinominal del partido Convergencia. Como legislador, en particular como presidente de la comisión de educación del congreso local, tuvo un papel gris; menor al que esperábamos muchos y muy pequeño en relación a su estatura de ex rector. Otro ex rector, Nelson Valle, fue director del Centro de Estudios Eduardo Neri, y también pasó sin pena ni gloria por la política-política.

   No será fácil, el electorado mexicano es desconfiado de las candidaturas que provienen de la inteligencia. Recordemos el intento del maestro José Vasconcelos de enfrentar al títere Pascual Ortiz Rubio, que devino no sólo en un fraude electoral, sino en una de las más encarnizadas represiones contra el pueblo mexicano. En aquella ocasión el lema de la universidad nacional, diseñado por Vasconcelos, ‘Por mi Raza hablará el Espíritu’ no pudo con los lemas no escritos de la política mexicana. Por la candidatura oficial hablaron el férreo sistema de control de un aparato muy fuerte del nuevo Estado revolucionario, la prédica contra un sector, los universitarios, tildados de perfumados y las promesas de un mundo mejor que pregonaba el Maximato de Plutarco Elías Calles.

   El modo en que transite institucionalmente la renuncia del doctor Saldaña a la rectoría será el primer indicador de lo que sucederá afuera. Los universitarios vienen de una coyuntura donde demostraron excelsa pulcritud para definir al sucesor de un rector (Ascencio Villegas Arrizón) que murió en funciones. La buena mano izquierda de la clase política universitaria, la actitud de desprendimiento de varios que tenían derecho de suceder al malogrado rector y un manejo adecuado de crisis permitieron que las pasiones y legítimas aspiraciones no se desbordaran en disputas que hubieran hecho ver muy mal a la universidad y a su clase política.

En ese buen manejo institucional está anclada la candidatura de Saldaña Almazán. Ahora es candidato fuerte porque es rector, necesita tener esa misma fortaleza cuando ya no lo sea. Para ello tiene que ir con todo y con todos. De no hacerlo así, su candidatura podría abrir flancos de ataques contra nuestra máxima casa de estudios. Los políticos guerrerenses piensan que si se ha permitido a la UAGro (comenzaré a utilizar estas nuevas iniciales de la universidad; no me gustan, pero así tiene que ser; la otra acepción, la de UAG, la tienen registrada los tecos de la Universidad de Guadalajara) autogobernarse y definir en libertad su rumbo futuro, debe, en correspondencia, abstenerse de participar en la política de afuera. Muchos políticos todavía no conciben la autonomía y la libertad de cátedra como conquistas de las luchas, la inteligencia y la responsabilidad de los universitarios, sino como graciosas concesiones que alguna vez les dieron. Cancelar su enclaustramiento político podría llevar a la universidad a ser otra vez objeto de mezquinas venganzas y regateos presupuestales. Por supuesto que los universitarios tienen los mismos derechos que los ciudadanos que no lo son; la candidatura de su líder indiscutible sólo haría extensivo el derecho común de cualquier guerrerense de votar y ser votado.

   Hagamos votos para que, independientemente de los resultados cuantitativos, la candidatura del rector Saldaña Almazán logre despertar el interés de la inteligencia regional, que su arriesgada participación levante la política del lodazal donde se le mantiene hasta hoy y que no sea ésta la apuesta de un hombre solitario; para que nadie grite las primeras líneas de “Muerte sin fin”, el célebre poema de José Gorostiza: ¡Oh inteligencia, soledad en llamas!.

 

CORREO CHUAN

 

La situación en Guerrero tiene ya tintes dramáticos. No hay ingobernabilidad, crece una gobernabilidad distinta, que ha decidido prescindir de los policías corruptos, de los jueces ineptos y de los gobernantes maneados por los intereses fácticos. Los atentados contra Pioquinto Damián y los comisionados de la Comverdad se convirtieron en la gota de agua que derramó un vaso que desde hace mucho se estaba queriendo desparramar. La policía comunitaria entrará de un momento a otro a la capital del estado. Guerrero no es Michoacán, los gobiernos federal y estatal deberán hilar fino para que las cosas no se salgan de control. Llegó el momento de luchar en serio contra los criminales, de bajar los índices delictivos y de asumir la paz con justicia como una condición imprescindible del desarrollo.

   El correo chuan viene ahora con una buena nueva: es posible que la inteligencia guerrerense tenga al fin un candidato orgánico, que represente lo nuevo frente a una clase política inculta, previsible y aburrida. Ojalá que la participación de los universitarios se refleje en un mayor porcentaje de la votación total y en una aireación de la política; que se eleve el nivel de la discusión y que al fin la pluralidad nos dé mejores frutos que los que hasta ahora nos ha dado. Dice también el chuan que se solidariza con la familia Damián Huato en este momento de dolor; particularmente con el ingeniero Miguel Ángel Damián Huato, con quien compartimos responsabilidades en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Zapata 21 es una dirección de bellos recuerdos.

E-mail: correochuan@hotmail.com

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