Opinión

Primer aniversario

  • Publishedfebrero 6, 2014

Zapata 21

I

   Costa Brava cumple un año de vida. El tema no es anecdótico, mucha agua ha pasado bajo los puentes desde que salimos por primera vez. Lo sé, las últimas frases son lugares comunes, construidas para salir de cualquier apuro con aires de erudición; pero con lo que nos pasó en Coyuca el año pasado, la expresión está más que justificada, es insustituible.

   Si como dice el tango: “veinte años no es nada”, mucho menos es el breve espacio temporal de doce meses. Sin embargo, estos primeros doce de Costa Brava están signados por muchos acontecimientos que afectaron a la sociedad de manera diversa. El año pasado fue pródigo en sucesos graves que hicieron que, en lo personal y como comunidad, nos probáramos frente a un destino que se nos apareció con las negras señales de la tragedia. Primero se confirmaron las ausencias definitivas de dos coyuquenses distinguidos, el ex presidente municipal Rafael Ariza Bibiano y el profesor Alberto de los Santos Carmona. Ambos desaparecieron por la violencia criminal; luego siguió una cadena de crímenes sangrientos, llevados a cabo en la vía pública y a la luz del día. La incertidumbre social se convirtió en angustia cuando una decena de jóvenes (niños algunos) fueron cruelmente sacrificados a orillas de la junta de los ríos.

   Como si se tratara de una premonición, tres meses después de nuestra célibe tragedia una tormenta tropical asoló la región, dejando a su paso pérdidas incalculables. Después de la tormenta regresó la “normalidad” que teníamos; varios coyuquenses murieron por la violencia homicida. Ahora era el turno de los luchadores sociales; el asesinato más notable porque muchos lo advirtieron incluso en artículos periodísticos, fue el del dirigente Luís Olivares Henríquez, que cayó abatido un mes antes de que concluyera el año de la muerte.

                                                     II

   Costa Brava documentó todos estos acontecimientos. Lo hicimos con objetividad y sin pretender dañar a alguien.   Sin embargo no fuimos imparciales; condenamos siempre la violencia estúpida que ciega vidas y que nunca será la solución a ningún problema; hicimos lo mismo, así se tratara de delincuentes organizados o de una mano supuestamente justiciera que se habría impulsado desde alguno de los sórdidos rincones del poder. Intentaremos siempre ser objetivos, pero nunca transigiremos en los principios que dicen que nadie puede privar de la vida a otro ser humano.

Fue muy delicado que nuestro semanario (pensado para la reflexión y el análisis, no para saciar el morbo rojo que impregna mucha prensa de nuestros días) se fuera deslizando de los temas propios de los consensos y disensos políticos hacia el pantano podrido de la violencia cotidiana que nos ha asolado. El aumento paulatino y constante de nuestros lectores es la muestra más fehaciente de la aprobación de nuestra línea editorial. Cuando comenzamos esta aventura nos propusimos no abordar estos temas; sin embargo, cuando los decibeles alcanzados por el ruido del sufrimiento y la violencia llegaron a ensordecernos, tuvimos que atender estos asuntos que la realidad nos estallaba en la cara y que no podíamos ignorar. Pero lo hicimos desde una perspectiva que no multiplicara el daño originalmente causado, que no expandiera los antivalores de las bandas de criminales, que no nos impusiera su lenguaje siniestro e inhumano; en esta revista nunca encontraremos la foto de los cuerpos sin vida y las masas sanguinolentas que manchan nuestras calles, aquí nunca utilizaremos el término ‘levantado’ para disminuir la carga delictiva de lo que son privaciones ilegales de la libertad en la modalidad de secuestro, aquí nadie es ‘ejecutado’ porque la pena de muerte no existe en nuestras leyes y tampoco muere nadie por ‘ajuste de cuentas’, porque para ajustar cuentas están los jueces de paz, los ministerios públicos y la ley. Los neologismos que a otra prensa le han impuesto las bandas deben rechazarse con firmeza, no agreguemos a la pena que sufren los familiares de las víctimas el señalamiento de culpabilidad que implican esas palabras; si alguien es “ejecutado” es que merecía morir, o puede significar que un poder extraño y siniestro lo ha declarado culpable en una clandestinidad infernal de la que poco sabe la justicia formal y sus agentes (o saben mucho y se hacen mensitos). El mantener nuestra línea en momentos en que la realidad nos presionaba para cambiarla fue una prueba de la cual hemos salido airosos.

                                                   III

   Por si algo nos faltara, el año pasado nos pegó a los coyuquenses el peor desastre nacional de que se tenga noticia y del que por fortuna tuvimos un saldo blanco.   Las pérdidas materiales fueron inmensas; soy de los que piensan que todavía no hemos calculado bien el daño causado; las casas destruidas, los cultivos arrastrados por la corriente, la infraestructura dañada (en el centro de estas dos palabras, uniéndolas como una marca de fuego del destino, debería estar nuestro puente; que era un símbolo vivo de lo que con tenacidad y esfuerzo podemos construir los guerrerenses); todo eso que hemos mencionado no se recupera en un año, así se construya un puente en meses y se repongan las hectáreas de cultivo en una semana. Cuando una sociedad pierde el paso pierde también el ritmo de la vida, la perspectiva se redimensiona y unas prioridades se yuxtaponen con otras, formando un amasijo cuya consecuencia más inmediata es el rendimiento personal y social menor. Hoy muchos coyuquenses se siguen preguntando si vale la pena sembrar, invertir o construir; las cercas caídas, los desiertos de arena en lugar de platanares, los arronzaderos en donde una vez había palmeras y la tristeza que inhibe y paraliza son señales evidentes de que no hemos superado la tragedia en que se convirtió el desastre.

   Después del estupor por la desmesura que se nos venía encima, también estuvimos presentes documentando la creciente, pormenorizando sus daños, llevando una voz de esperanza y de coraje para salir adelante. Desde aquí convocamos a aquello que los coyuquenses siempre hemos sabido hacer: trabajar para heredarles a las generaciones que vienen un mundo un poco mejor que el que a nosotros nos tocó vivir. Como es nuestra costumbre, le dimos voz a los que no tenían y por nuestras páginas supimos de denuncias por el abandono, de olvidos involuntarios y de la mala fe de la (poca) rapiña que se hizo presente; también denunciamos las tarjetas sin fondos, la ayuda que en algunos casos todavía no llega y la cobarde ubicuidad del político insensato que trata de sacar raja hasta de la tragedia.

   La venta de la revista se disparó quince días después de las inundaciones y nuestros reportajes, artículos y notas llegaron hasta el último rincón del municipio. Hemos sabido de familias que guardaron algunos ejemplares para la posteridad, para que dentro de muchos años la gente que no la vivió tenga alguna idea de esta prueba que a nuestra generación le tocó pasar. Paradojas de la vida, la gente tal vez no tenía con qué vestirse, qué comer y en dónde dormir protegida,; pero tuvo para comprar una revista. Si la buena lectura es un lujo en tiempos normales no se ha acuñado la palabra que la defina en el tiempo infame de la tragedia.

   Y también la atravesamos con éxito. Aquí se pudo al fin valorar el trabajo fotográfico de la revista; la fotografía de Bernardino Hernández que tiene en el centro el puente destrozado atravesó las fronteras e ilustró las primeras planas de varios diarios nacionales y del mundo. En Francia, en Italia, en Alemania y en Sudamérica se tuvo una idea de la tragedia por esta fotografía que no tiene la belleza de lo bueno, pero tiene la elocuencia infinita de nuestro dolor.

                                                   IV

   En otros tiempos hubo obstáculos que hoy se han superado en forma definitiva.   En épocas no tan lejanas, varios políticos se sintieron lastimados por nuestras notas y buscaron, pretendiendo encontrar, motivos extra periodísticos en nuestra forma de conducirnos como revista. En este punto vale la pena aclarar que, como l@s lector@s lo saben, que como Costa Brava cumplimos un año, pero como comunicadores hace mucho tiempo que estamos haciendo esfuerzos por informar, analizar y proponer en la agenda diversa y plural de nuestro entorno.

La élite política ha terminado por aceptar nuestra forma de ejercer el periodismo y cada vez encontramos más aliados entre una clase política que en un principio fue recelosa de nuestro proceder. Dos cosas han ayudado a modificar esa conducta: en primer lugar el profesionalismo y nuestra intención de siempre dar la versión no oficial de los acontecimientos y registrar con mucho cuidado las voces disidentes. Otro ingrediente que coadyuva al respeto es la promoción de la pluralidad; nuestras páginas están cada día más abiertas a una sociedad que es muy diversa en puntos de vista, enfoques, gustos y temas. En Costa Brava hoy publican varios coyuquenses (hombres y mujeres) que han encontrado en ella un medio para expresar una denuncia, una petición, un análisis, un tema o un sentimiento. Con la excepción de la novela, aquí se cultivan todos los géneros literarios; en nuestras páginas se pueden encontrar notas, reportajes, artículos, ensayos y poesía. Mención aparte merece nuestro departamento de fotografía, que ha repicado fuerte en el mundo de los pixeles.

Los seres humanos somos un producto histórico; nuestras personalidades no pueden explicarse en la individualidad, expresan un entorno y una serie inmensa de tradiciones y cultura. Para entender al ser humano primero hay que entender el marco en que desenvuelve sus quehaceres, luego analizar los hilos verticales y horizontales que tejen la forma en ese bastidor; y entonces sí, contrastando los juegos de luces y sombras de esa multitud de interrelaciones, aparece la personalidad como producto único, irrepetible de toda creación social.

   Nuestra revista (el posesivo nunca fue más exacto; es nuestra, de los que la hacen, de los que en ella publican, de los que la distribuyen, de los que la leen, de los que critican sus contenidos y de los que la toleran, la respetan y la alientan) sólo puede entenderse como un producto social. La sociedad debe felicitarse por tener entre sus logros un órgano de difusión que pretende expresar los valores más excelsos de la humanidad; cada día que pasa y que pervive este esfuerzo, los coyuquenses somos un poco más grandes y más humanos. “Cuando dos se besan el mundo se detiene”, dice el poeta; la palabra vive cuando alguien nos deletrea, decimos nosotros. Felicidades.

CORREO CHUAN

   El correo chuan trae buenas noticias y otras que crispan. Costa Brava cumple un año derrumbando molinos de viento y caminando hacia una bella utopía. En Teloloapan Pedro Pablo Urióstegui, que fue su presidente municipal, paraliza toda la tierra caliente al interrumpir el tráfico; el motivo es el secuestro de su hijo; el ex munícipe cree que con su movimiento puede hacer presión para que aparezca con vida. Hacemos votos porque el muchacho regrese a casa sano y salvo y también exigimos al señor Urióstegui que deje libres las vías para que circule la gente que nada tiene que ver con lo que le pasa a su familia. Estas medidas desesperadas son entendibles en la angustia de un padre que quiere tener noticias de un hijo, pero nada justifica escalar la violencia ahora contra personas inocentes.

   Barack Obama vino a Toluca; no fue a comprar chorizo, vino a enterarse de la entrega tres días después de El Chapo Guzmán, delincuente supuestamente buscado en todo el mundo pero que aquí se paseaba protegido por policías, políticos y gobernantes. La señal es buena de todos modos y es adversa a la docena trágica panista; el tipo ‘escapó’ de la cárcel de Puente Grande (Puertas Grandes, debería llamarse ese penal) un mes después de que Vicente Fox llegó al poder; regresa a ella un año después de que los panistas dejaron la presidencia. Mala señal para los azules, aunque hay que destacar que el ruido mediático que pretendía la ‘aprehensión’ no está logrando los resultados esperados; a la gente le interesa más saber el pésimo desempeño económico del gobierno de Peña Nieto, que en su primer año de gobierno sólo hizo crecer la economía en un miserable uno por ciento.

   Muchos políticos no aprenden. Se han descubierto varias bodegas con despensas y otros productos que supuestamente deberían haber sido repartidos entre los afectados por Manuel (Enormes Daños, la tormenta). Cada vez que las autoridades pretenden aclarar el asunto se meten en más complicaciones; mejor que no expliquen nada y que repartan a los necesitados las despensas supervivientes. Después veremos cómo salen de ese berenjenal. El correo chuan está de plácemes por este aniversario en una revista que es de los coyuquenses; muchos otros vendrán con éxitos mayores si continuamos manteniendo nuestra línea editorial abierta a todas las voces y a todos los ecos, que a veces vienen de un pasado reciente y de otros remotos. Zapata 21 es una dirección de bellos recuerdos.

E-mail: correochuan@hotmail.com

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