• Tradición de más de 50 años, que hermana y une a las comunidades en la fe
• Católicos caminan más de 15 kilómetros de carretera y brechas con la virgen en pago a sus favores de buenas cosechas y salud
San Martín Tixtlancingo Mpio, Coyuca de Benítez. Gro/domingo 06 de septiembre de 2015 / Daniel Vargas. Desde muy temprano, jóvenes, adultos y hasta niños, emprenden la salida rumbo la comunidad hermana de Texca, perteneciente al municipio de Acapulco. Lo hacen a pie recorriendo un gran número de obstáculos, sin importar el pronóstico del tiempo, pues el propósito de ese día es llegar a como dé lugar hasta Texca. Después, emprenden de vuelta, pero ya con la compañía de la Virgen de Natividad, los devotos que asisten con mucha fe o para cumplir alguna promesa, el pago es cargarla hasta donde aguanten, hay miles de voluntarios que la cargan para expiar sus pecados.
El inconfundible sonido de un tambor rompe el silencio todo el camino, los cohetes dan aviso de la llegada de la Virgen a cada comunidad; la primer parada la hacen en Ocotillo, donde en su Iglesia esperan a los peregrinos con agua para rehidratarse, y se unen más creyentes de ahí; después de un descanso nuevamente emprenden su objetivo, cruzan el camino de terracería que conduce a Platanillo, pero antes de llegar, lo hacen por una brecha donde ahorran un poco de tiempo, conocida como la Piedra del Cohete, donde toman un breve descanso.
La segunda escala es en Platanillo, donde por igual, son esperados por un gran número de creyentes de esa comunidad que se suman al contingente; hay abundante agua para los feligreses, en cuestión de minutos salen de la iglesia para llegar pronto a su objetivo. La tercera parada la hacen en la comunidad de Agua Zarca, y después de un descanso reanudan la caminata.
Al llegar a la entrada de Tixtlancingo, otro número de personas esperan ansiosamente a la virgen, entre ellos una tradicional banda chile frito, quienes tocan con mucha alegría, dándoles la bienvenida a todos. También un grupo de señoras tiene listo un gran altar, adornado con globos y flores, las cuales se encargaron de hacer un traje muy fino para la virgen, donde la visten y dan la bienvenida junto con sus “hijos”. Ahí son recibidos por las autoridades municipales de esa comunidad.
Al convivir un rato caminan nuevamente hasta llegar a la cancha central donde harán la ceremonia, en una gran cama de hojas de Ocoxal, cortadas de árbol de ocote junto con flores de diferentes colores. Al llegar ahí, un representante de cada comunidad desde Tixtlancingo a Texca, alzan sus estandartes al toparse en medio de la cama de Ocoxal, donde se dan un gran saludo de abrazo y de reverencia un par de veces, mientras las señoras se ocupan de ensomar los estandartes. Luego, juntan las vírgenes hermanas y también hacen reverencia.
En la puerta de la iglesia, nuevamente bendicen los estandartes antes de entrar, al igual que a la virgen de la Natividad del Rosario, la cual es velada durante la noche.
Dionisio Reyes Martínez, de 70 años de edad, cuenta que esta tradición lleva entre 40 y 50 años realizándose, aunque recordó hubo un tiempo de 8 a 10 años dejaron de hacer esta costumbre, pero el comisario de aquel entonces, Margarito Ramos, quien echó a andar de nuevo esta procesión, una tradición de los católicos que veneran a la virgen y hermana a las comunidades de la región.
“Las tres vírgenes eran de aquí, solo que antes las sacaban de visita cada año a Texca y hasta Tixtla, pero hubo un día cuando la llevaron a Texca, la virgen se puso pesada y nadie podía levantarla, como digo yo le gusto ahí, y se quedó, por igual en Tixtla, nadie pudo levantarla y también tuvo que quedarse allá, pero es muy milagrosa para nuestras cosechas o alguna enfermedad, claro con mucha fe, porque si nomas trabajamos sin encomendarnos a ella, no creo que tengamos buena cosecha o nos curemos luego, por eso aquí hacemos su fiesta estos tres días, el último día la sacan a pasear por las calles del pueblo para recolectar y de nuevo regresarla a Texca”, contó.
Esta, y otras tradiciones más existen en estas comunidades mágicas asentadas en la sierra oriente de Coyuca de Benítez, y no se han dejado de practicar con gran devoción.