La fallida imposición de Ramiro Ávila

EDITORIAL
La fallida imposición de Ramiro Ávila
No tuvo que pasar ni un año al frente del gobierno para que Javier Escobar Parra sacara a relucir su verdadero talante autoritario en el ejercicio del poder municipal que escondía tras su novatez en la política.
Atrás de ese político nuevo, como se presentó en campaña, se escondía uno de los liderazgos más anacrónicos encumbrado en el poder municipal por la nefasta política del compadrazgo que todavía tiene sus reales en el PRI de este siglo y que para el infortunio de los coyuquenses marca una regresión en la vida política de nuestro municipio de Coyuca de Benítez.
A ello, hay que sumar, lo oneroso que resulta para los escasos recursos públicos que llegan al municipio vía ramo 28 para gasto corriente y ramo 33 para obra pública el pagar los compromisos hechos por Ramiro Ávila Morales para lograr imponer a su compadre en la alcaldía, y que se han traducido en el pago a un sinnúmero de aviadores con cargo en la nómina municipal y en obras de mala calidad asignadas a contratistas que sufragaron la onerosa campaña del priísta. Y que por supuesto no tienen ningún compromiso con el bienestar de las colonias y comunidades del municipio.
Todo esto en prejuicio y detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos coyuquenses que tienen un gobierno de trasmanos que a todas luces encabeza el subsecretario de Planeación del gobierno estatal, quien sigue dando las ordenes, y tiene las manos, la cola y todos sus intereses metidos y sigue medrando el ejercicio de la administración municipal.
Del erario municipal se sigue pagando a los escoltas que trae el ahora funcionario estatal, incluso más que el propio secretario de la dependencia donde labora, y que por igual tienen asignados, su esposa, hijo e hijas.
Este primer año, no hay ninguna acción del alcalde en funciones que marque su sello en el ejercicio de gobierno; al frente de la administración siguieron los mismos funcionarios de la anterior administración, los mismos proyectos abyectos e infuncionales implementados los últimos cuatro años en el municipio y solamente se concluyeron las obras que dejó inconclusas el antecesor.
Hay un gobierno de poses para presumir las fotos en las redes sociales, que rayan en la frivolidad, trivializando y hasta banalizando las acciones de gobierno que más bien solamente ha demostrado que sabe de organizar fiestas para los niños, las madres, los maestros, los adultos mayores en el nuevo auditorio municipal… pero no para organizar el desarrollo económico y social del municipio, ni para concitar la participación ciudadana en la toma de decisiones, mucho menos para prevenir la comisión de delitos.
Nuestro municipio pasó en el trienio de Ramiro Ávila Morales y en lo que va de Escobar Parra a ser de los 50 municipios con mayor incidencia en el país y el quinto del estado de Guerrero. Y los proyectos estratégicos se han dejado de lado: el nuevo mercado municipal sigue sin funcionar y a más de un mes de ocurrido un incendio en el ala norte del mercado Morelos que pudo tener consecuencias catastróficas, el alcalde no ha establecido una mesa de diálogo con los locatarios para concertar el traslado al nuevo centro de abastos.
Menuda incapacidad y reflejos muestra el gobierno de Escobar al tener todos los elementos para lograr el acuerdo con los locatarios que detone el desarrollo económico y mejore la imagen del Centro de la cabecera municipal.
La simulación, como práctica de gobierno tampoco ha sido superada en este gobierno, así fue la firma del convenio de colaboración con el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Guerrero (ITAIG), en noviembre pasado cuando se inauguró el portal web, donde a la fecha todavía no está disponible la información pública completa para consulta de los ciudadanos, y la toma de protesta del comité municipal de transparencia quedó en mero acto para la fotografía, pues el gobierno de Escobar está marcado por la opacidad y la corrupción en el manejo de los recursos públicos.
Simulación pura: en Coyuca de Benítez no se exhiben en la nomenclatura de las obras ni el monto que se invirtió ni la empresa constructora o ingeniero que la hizo, ni se licitan las obras que son asignadas por compadrazgo ni se publicita el presupuesto ni los montos ni los rubros a los que son asignados los recursos que se aplican, ni se realizaron las sesiones de cabildo abiertos en el primer tramo de la administración y solamente se ha llevado a cabo una sesión abierta derivado de la presión que ejerció la Unión de Pueblos sobre el gobierno de Escobar para que transparente el ejercicio gubernamental.
En materia de comunicación social, el delfín resultó más prepotente y autoritario que su jefe político. Con Ramiro Ávila siendo presidente al menos se estableció una relación transparente con la revista Costa Brava, donde el respeto a la libertad de expresión siempre se reflejó en el respeto a la línea editorial crítica de nuestro medio sin menos cabo, y aun con la publicación de notas criticas al ejercicio gubernamental, nunca se suspendió la difusión de las actividades de su gobierno en las páginas de nuestro impreso.
A Escobar Parra no solamente se le olvidó su promesa de respetar la libertad de expresión, como lo ofreció en su discurso de toma de protesta como presidente municipal sino que de forma cobarde a través de Facebook anónimos ha instrumentado una infame guerra sucia con personeros que se ha dedicado a atacar, enviar amenazas, denostar, difamar y calumniar en su persona al director de la revista más importante que circula en el municipio que gobierna.
Esto solamente porque nunca se accedió a su pretensión autoritaria y retrograda de solamente publicar notas positivas de su gobierno, y dejar atrás la línea editorial crítica que se ha mantenido desde el surgimiento de este medio, y en todas las facetas periodísticas que se han tenido desde 1996 cuando surgió Dimensión Juvenil, primer proyecto editorial crítico e independiente del gobierno en este municipio de la Costa Grande guerrerense.
Y desde entonces y a lo largo de estos años, este grupo editorial ha enarbolado la bandera de la libertad de expresión y en sus proyectos periodísticos da voz a todos los sectores de la sociedad, sobre todo a los más vulnerables, y ha sido eco de resonancia de las injusticias cometidas, de los excesos y corrupciones de sus gobernantes, y de los hechos de interés público más trascendentales de nuestro sociedad que ahora pretenden socavar desde el poder municipal.
Lo más grave de este episodio tan lamentable es la regresión que significa tener al frente de un municipio a un personaje que cree y piensa que dando un uso faccioso y patrimonialista de los recursos públicos se pretende someter, censurar y vulnerar el ejercicio periodístico crítico, y con ello, a la libertad de expresión consagrada en nuestra Constitución, que además es base para la construcción de una sociedad democrática.