Sociedad

Trabajan casi uno de cada 10 niños en todo el mundo, según monseñor Leopoldo Gómez

Trabajan casi uno de cada 10 niños en todo el mundo, según monseñor Leopoldo Gómez
  • Publishedjunio 11, 2023

Con motivo al Día mundial contra el trabajo infantil el cual se celebra cada año, el 12 de junio, monseñor Leopoldo González de la Arquidiócesis de Acapulco, reflexionó que en las dos décadas pasadas, el trabajo infantil se había ido reduciendo, pero “en los últimos años, los conflictos, las crisis y la pandemia del Covid-19, han sumido a más familias en la pobreza y han obligado a millones de niños más a recurrir al trabajo infantil, por lo que en la actualidad, 160 millones de niños siguen trabajando. Es decir, casi uno de cada diez niños en todo el mundo”.

Explicó que el lema de este año es «Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil» y que en ese contexto, “el trabajo infantil, nos dice el Papa Francisco, no hay que confundirlo con las pequeñas labores domésticas que los niños, en su tiempo libre y en base a su edad, pueden desarrollar en el ámbito de la vida familiar, para ayudar a sus padres, hermanos, abuelos y otros miembros de la comunidad”.

Opinó que estas actividades son generalmente favorables a su desarrollo porque consienten poner a prueba las propias capacidades y crecer en conciencia y responsabilidad.

“Así aprendemos a trabajar, decían nuestros papás. “¡El trabajo infantil es otra cosa! Es explotación de los niños en los procesos productivos de la economía globalizada en ventaja de los beneficios y de las ganancias de otros. Es la negación del derecho de los niños a la salud, a la educación, a un crecimiento armonioso, que comprenda también la posibilidad de jugar y soñar. Esto es trágico. Un niño que no puede soñar, que no puede jugar, no puede crecer. Es robar el futuro a los niños y por tanto a la humanidad misma. Es lesión de la dignidad humana”

Señaló que para erradicar “la plaga” del trabajo infantil es necesario que el sistema económico se centre en la búsqueda del bien de las personas, no en la consecución de una mayor ganancia.

Esto permitiría crear oportunidades de trabajo digno, con salarios justos, que hagan posible la satisfacción de las necesidades de las familias sin que los niños de casa se vean obligados a trabajar.

Propone que se necesita favorecer una educación de calidad, a la que todos tengan acceso, y un sistema de salud que cuide a todos. En esto el estado y los grandes empresarios tienen una grande responsabilidad, pero en manos de cada uno está también algo por hacer. 

“¿Qué podemos hacer nosotros para avanzar en este propósito? Expreso tres cosas muy sencillas: Los abuelos y papás no dejen morir con ellos la sabiduría y las destrezas que les permitieron servir en la sociedad y así ver por los suyos. Que sus hijos y nietos aprendan sus oficios y habilidades. Que sus hijos y nietos aprendan a distinguir entre necesidades y gustos para administrar sus bienes de la manera más sabia”.

Agregó que “sólo así es posible un ahorro para imprevistos, una pequeña inversión productiva, compartir de manera solidaria con quien está en necesidad.  Cuidar nuestra salud, vivir libres de adicciones. El consumo de estas sustancias deteriora la salud, quebranta la armonía familiar y muchas veces hace más angustiosa la situación económica. Usted tendrá otras mejores propuestas para sumarnos a este empeño de erradicar el trabajo infantil. No deje de compartirlas”.