Sociedad

En 1978 Alicia fue trasladada a la Base Naval Militar número 7 en Pie de la Cuesta; a partir de entonces no se supo más de ella, recuerda hija de desaparecida

En 1978 Alicia fue trasladada a la Base Naval Militar número 7 en Pie de la Cuesta; a partir de entonces no se supo más de ella, recuerda hija de desaparecida
  • Publishedjunio 23, 2022

ALICIA DE LOS RÍOS MERINO: Integrantes del presídium.

Señor presidente.

Señor secretario de la Defensa Nacional.

Personas que nos acompañan.

Buenos días a todas y a todos.

Mi nombre es Alicia de los Ríos Merino. Estoy aquí porque mi madre, Alicia de los Ríos Merino, fue detenida el 5 de enero de 1978 por elementos de la Brigada Especial y trasladada de manera inmediata a este Campo Militar número 1.

Entre enero y mayo de 1978 mi mamá fue vista aquí por Ramón, por Juan Manuel, por Cirilo, por Mario Álvaro y por Alfredo, todos ellos trasladados hasta estas instalaciones después de ser detenidos.

A finales de mayo de 1978 Alicia fue trasladada desde aquí a la Base Naval Militar número 7 en Pie de la Cuesta, Acapulco, Guerrero. A partir de entonces no se supo más de ella. Vale decir que desde esa base despegaba un avión que realizaba los vuelos de la muerte entre las costas de Guerrero y de Oaxaca.

El caso de mi madre es uno de los más de mil casos de desapariciones por motivos políticos perpetrados entre 1965 y 1990. En una mayoría se cometieron con un mismo patrón: detenciones ilegales y traslados a instalaciones militares en diferentes localidades del país. Algunos fueron trasladados hasta aquí donde permanecieron por un tiempo determinado o desaparecieron hasta el día de hoy.

Hemos conocido de los lugares, de los tiempos y de los perpetradores por los testimonios de los hombres y de las mujeres que están aquí presentes y por quienes ya no nos acompañan. Pese a la cárcel y el miedo, narraron sus historias frente a nuestras abuelas, frente a notarios, a presidentes, procuradores y periodistas.

Después de tantos años de exigirlo, este día se abre el gran cuartel. Hoy venimos a decirle al país, sin duda de por medio, lo que pasó en estas instalaciones de la nación. Aquí fueron interrogados, torturados y mutilados nuestros padres y madres, nuestros hermanos y hermanas, los hijos e hijas de cientos de mujeres que no dejaron de buscarlos. Aquí fueron desaparecidas y desaparecidos.

Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de la República y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de este país.

General Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional.

Autoridades, presentes todas.

Civiles y militares:

Aquí estamos las personas sobrevivientes y los familiares de víctimas de violaciones graves a los derechos humanos perpetradas en el pasado reciente de este país. Dimensionamos este acto protocolario como un día histórico y con compromiso asumimos la invitación al diálogo. En ese ánimo, reiteramos que buscamos investigación, verdad y justicia. Conózcanos, reconózcanos, porque tendremos que coadyuvar juntos en la reconstrucción de lo sucedido en esta su casa.

Estamos listos para buscar y reconocer las pistas y los lugares usados en diferentes etapas:

La cárcel militar, de la cual ya nos narró mi hermana Micaela.

Las instalaciones del Segundo Batallón de la Policía Militar.

Las oficinas de Quiroz Hermosillo, cercanas a la Puerta 8.

De los sótanos situados entre las caballerizas, la cancha de basquetbol y la biblioteca.

De las mazmorras en las que dividían a hombres y mujeres, que posiblemente sean las mismas celdas conocidas como ‘el Metro’.

Del hospital militar en el que convalecieron los heridos por la Dirección Federal de Seguridad y la Brigada Especial.

De las guarniciones y los cuarteles estatales.

El plan de trabajo que se asuma debe construirse y ejecutarse con la participación de las personas sobrevivientes y de los diferentes actores para el esclarecimiento histórico, la justicia, la memoria, la reparación integral y el compromiso a la no repetición.

Debe ser exhaustivo, sin limitantes para el quehacer pericial en edificios, instalaciones y en archivo. Necesitaremos apertura para contar con planos y archivos que reconstruyan lo sucedido en estas inmensas instalaciones. Como dijo el subsecretario Encinas, que estas puertas que al fin se abren no se nos vuelvan a cerrar. A partir de las investigaciones deberán descubrirse e investigarse las cadenas de mando que participaron en los crímenes de lesa humanidad.

Desafortunadamente, señor presidente López Obrador, observamos la ausencia de una institución vital para el proceso emprendido: no está la Fiscalía General de la República, por lo que lo solicitamos su gestión para sumar al personal ministerial necesario a estos esfuerzos colectivos, porque en este país no habrá verdad sin justicia y sin justicia tampoco podrá haber paz.

La historia rebelde fue ocultada por presidentes y autoridades del pasado que diseñaron planes contrainsurgentes. Esas historias subterráneas son desconocidas por generaciones enteras actuales, civiles y militares. Nosotros las conocemos por la transmisión de las y de los sobrevivientes aquí presentes, quienes nos confiaron fragmentos de verdad. Sus testimonios son indiscutibles, pero hoy venimos por los que faltan y por ello reiteramos que es medular que ustedes también hablen.

Con el debido respeto, general Sandoval González, le solicitamos convoque a los elementos retirados para colaborar en este proceso. Construyan con la colaboración de la Comisión de la Verdad y el Apoyo a la Justicia espacios y condiciones necesarias para que el personal castrense rinda su testimonio.

No iniciarán de cero, ya en el año 2002 la justicia militar registró múltiples testimonios en los que basó la consignación de dos de sus integrantes por ser perpetradores de crímenes de lesa humanidad.

Esas huellas se encuentran en sus propios archivos, en los silencios de soldados retirados que hoy tienen la oportunidad y el deber de hablar.

Hoy recordamos la claridad de nuestras abuelas que hace décadas declararon que no hay democracia con desaparecidos, no puede haber democracia con más de 100 mil desaparecidos.

Hoy llegamos cargando a cuestas la dignidad de nuestros muertos y de nuestras desaparecidas. Reconocemos que estar presentes este día en lo que fue su prisión clandestina es una muestra de la diferencia con un oscuro ayer; sin embargo, la misión no está completa, sea este un primer paso.

Que esta mañana se recuerde como el momento en el que mujeres y hombres justos, preocupados y ocupados apostaron por el futuro de un país herido que merece otra oportunidad.

Muchas gracias.

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