Opinión

Canibalismo

Canibalismo
  • Publishednoviembre 15, 2023

A más de 20 días del azote del huracán de categoría 5 Otis, algunos sectores excusándose en la falta de insumos, las calles destrozadas, bueno, cualquier pretexto es válido para “abusar”

Mi mamá me dice que su madre tenía un dicho “dura menos lo lleno que el hambre”, o hay otros más, “el karma te llegará”, “a cada santo se le llega su día”

En medio de la devastación y aunque algunos periodistas nacionales que comentan en programas nacionales han romantizado a cerca de que en medio de la desgracia no se debió poner el foco en la rapiña a establecimientos comerciales. Bueno, casi justificando, obvio, eso es de cada quien porque es particularmente un reflejo de la descomposición social y que en lo personal, considero viene desde hace más de una década de violencia ligada al narcotráfico y a la encubierta por esta.

Recuerdo que algún analista dijo que el pueblo de Acapulco era bueno y solidario.

En la realidad, pudiera decirse de algunos nada más.

Radico en Ciudad Renacimiento, una colonia popular que cuenta con más de tres mercados pequeños que abastecen a una población numerosa.

Por la destrucción me resulta complicado saber si la realidad de aquí se repite pero no dudo que sea lo contrario.

Desde el día uno comerciantes hicieron su agosto; no solo golpeados por la pérdidas de casas, de sus muebles, sino que también de lo que al menos pudieron rescatar en sus carteras, ahorros, lo que sea, el punto es que a la mañana de saber que sobreviviste te enfrentaste que el vendedor de huevos y legumbres subió el costo a más del 50 o el 100 por ciento los productos.

Lo mismo sucedió con el agua embotellada o en garrafón.

No hubo tortillas en lo inmediato ante la falta de energía eléctrica y cuando milagrosamente un tortillero tenía en su poder una planta de gasolina, el kilo llegó a 80 pesos con colas infinitas para poder abastecerte apenas y de un kilo.

No quedó allí.

Hoy como ya dije, a más de 20 días de la destrucción, taxistas amarillos, operadores de camiones del transporte público decidieron por sus “huevos” contando N cantidad de excusas sacada del cajón desde lo más miserable para aumentar el pasaje el doble o triple.

Ante la desgracia no hay empatía, sino abonar más a la miseria de este Acapulco que no se le ve día, hora, en que se recupere la normalidad, sus negocios, sus cines, sus discoteca, sus hoteles, porque aquí lo que importa es como chingar al prójimo.

La cotidianidad se ha vuelto un apocalipsis, de por si en este Acapulco que bastantes años dejó la época dorada y que desplazó a cientos por la bonanza de las divisas del billete verde, la crisis económicas, turística, de empleo, de bienestar y la más atroz: la violencia de los delincuentes de los cárteles de las drogas, le cambiaron el carácter y el rostro del amable acapulqueño.

En los mercaditos puedes encontrar dos peras pequeñas por 30 pesos, el pollo de por si estaba caro, hasta en 200 pesos el entero. Tres plátanos por 10 pesos. Un papaya pequeña 20 pesos. El bolillo que ya la pieza estaba en 5 pesos, hoy lo encuentras pero más pequeño de lo habitual.

Medio comer es un lujo y quien paga es tu ya de por si vapuleado bolsillo.

Súmale que los servicios de telefonía como Telcel, que no hay centros en Acapulco donde poder pagar o si milagrosamente hallas una tienda departamental donde hacerlo pero te tienes que chutar horas y horas de filas largas, simple y llanamente por no pagar te dejan sin servicio que de por si en algunas áreas de la zona cero ni hay señal ni de internet ni de teléfono. ¡Gracias papá Slim!

No se diga los cajeros que a pesar de que algunos dijeron que no cobrarían comisión, sí lo están haciendo por retirar de otros bancos.

Y así, a la impotencia de llorar después de perder casi hasta la vida, hoy quizá, ante esta realidad es mejor morir a palpar la misera indolencia, falta de empatía de quienes tienen el poder de algo para aplastarte más, para exprimir los pocos pesos que conservas o tienes.

E incluso se ha traspolado a los acaparadores de despensas, así el rostro de algunos de las y los acapulqueños en medio del apocalipsis.

Faltan detallar más abusos pero esta es mi realidad.

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