Cultura

FILA: La acapulqueña Vanessa Hernández trae Las alumbradas; espera que «alumbre donde tenga que alumbrar los pequeños incendios que somos»

FILA: La acapulqueña Vanessa Hernández trae Las alumbradas; espera que «alumbre donde tenga que alumbrar los pequeños incendios que somos»
  • Publishedmayo 18, 2025

El miércoles 21, el Zócalo de Acapulco será escenario de la presentación del libro Las alumbradas de la escritora acapulqueña Vanessa Hernández, obra que publicó en 2023 bajo el sello de Grijalbo, y de cómo surge el título, la autora escudriña para Revista Costa Brava el tema y confiesa que originalmente no tenía ese nombre porque la había escrito cuando tenía 22 años.

“Así que tenía un título mucho más romántico y otro tono…tenía, pues muchos diálogos, etcétera, y más bien cuando empecé a darme cuenta que es para la novela que quería trabajar, que quería corregir y mover y todo esto, la verdad es que el nombre vino solo”, cuenta.

Vanessa Hernández, que al diario El País, le contó que estudió diseño de modas y fue reportera de varios periódicos de la ciudad porteña donde creció, incluyendo uno que desapareció hace solo unos años, ha escrito siete novelas, dos de ellas publicadas y un libro de cuentos, dice que “casi siempre” le vienen solos, sin una previa investigación.

Dice a Revista Costa Brava que se deja guiar por la parte intuitiva, cómo qué siente con equis título y si vibra con él en ese momento, lo define, aunque en cierto momento pensó en los títulos La hacienda, pues es un lugar donde principia la historia de la obra.

“Y no me venía a la mente nombres digamos normativos, La quinta (fue otro), etcétera, sino que más bien estaba como cuál va a ser y de pronto me vino Las alumbradas y dije esta es la palabra, esta… este es el título y no solo el título de La hacienda; no es el título del libro porque al final, el punto creo que, el pivote de la historia es que pasa de ser un lugar, a ser un estado de la materia, ¿no? Y la materia pues son estas cuatro protagonistas y me gusta mucho la idea de que, aunque eran muy fuertes en un principio, en realidad comienzan a arder, a alumbrar, a alumbrarse mutuamente y alumbrarse ellas mismas a partir de las circunstancias, entonces dije todo embona, claro, este es el nombre para la novela Las alumbradas”, dice efusivamente y revelando que la novela se centra en cuatro personajes femeninos. 

Hernández declaró a El País que “pese a que existe un impulso turístico en su Estado natal, el contexto cultural no favorece a quienes desean comenzar un camino profesional en él, y se ve a sí misma como un ejemplo de eso, además, de varias generaciones que crecieron nutridas de la televisión mexicana y la cultura popular que ahí se proyectaba: “Yo llegué relativamente tarde a la literatura mexicana, porque soy de Acapulco, y porque el contexto no es precisamente literario o cultural”, dijo.

Que pese a que ya radica en la Ciudad de México y cuente la historia desde Acapulco, Guerrero, explica, “sí, toda la historia ocurre en Guerrero porque bueno de alguna manera principia ahí cuando vienen las historias que escucho desde pequeña entonces, yo llegué a la Ciudad de México mucho tiempo después porque bueno, también es un estado, es una ciudad, quiero decir, donde vive mi familia, donde se gestó una parte de la familia materna”.

“Pero yo crecí en Guerrero, crecí con historias, pues del folklore popular con historias que iban de prisiones, fantasmas, brujas, curanderas, siempre fue un acervo que estuvo presente y sí, admito, que hubo un tiempo en el que lo tenía presente y lo escribía, pero no lo expandía más allá del papel, no desde la anecdotario, surgió más bien como como una vuelta porque después de mucho escribir sobre temas, pues quizás más sórdidos: había escrito una novela de narcotráfico, había escrito una historia de desapariciones, entonces más bien fue como (decir) ‘creo que ya me cansé de escribir’. O no, es que me cansara, más bien era como que ‘necesito otro tema’, ¿no? Y también creo que debe probarse constantemente sus alcances, ver hasta dónde puede llegar y este era un tono que yo no había vuelto a escribir. Entonces pensé, ‘¡claro!’, Signos vitales al final de cuentas tiene un tono, pues que va de la nostalgia a la desesperanza, regresa y vuelve a repetirlos, pero qué tal con un tono que sea, pues más cercano al realismo mágico que, que había leído, de hecho comencé a leer el realismo mágico el año pasado, justamente. Entonces pensé, este es el tono que va con la historia porque es una historia que va con aparecidos, con brujas que vuelan pues literalmente, no vuelan, pero sí hay una metáfora ahí y pensé claro, no puede ser un tono, pues ni oscurantista ni realista, tiene que ser un tono que permita la simbología”.

“Y me alegro mucho poder concluirla, poder reescribirla, la reescribí toda; no se quedó como estaba hace 29 años, la reescribí en un tiempo récord, fueron tres meses, ya luego por supuesto viendo el proceso de corrección y de edición, etcétera, pero me sentí complacida porque pues al final de cuentas era un tono que no había explorado, que me gustó, me sentí muy cómoda, me sentí tan cómoda que del año pasado y este año (2023) terminó otras dos novelas que van más o menos por el tono, entonces dije claro, porque si te pruebas constantemente y ves hasta dónde puedes llegar, puedes abrir puertas que desconocías que tenías en tu habitación”

“Y curiosamente la novela que me había dejado un poco agotada, pues también ganó este año. Entonces dije, bueno, es una interesante comparativa porque una atiende mucho, a apuestas al folklore, al tono más costumbrista y el otro, por otro lado, es pues sórdida, caótica, hay un desorden, no en la narrativa, sino lo que cuentan y dije claro, porque las dos personas pues soy yo, o sea, me gustó mucho que convivieran el mismo año”

“Para mí Guerrero pues sí, claro, hay una variación notoria de los años en que crecimos donde, pues todavía existían elementos en su geografía que hoy ya no existen, pero yo no diría pues que sea como un cambio. Yo no diría que los cambios siempre son para mal, yo creo que muchos cambios son necesarios porque se agotan y las personas que los construyen pues también ya no están. Lo que varía mucho y genera, pues un clima de incertidumbre a ratos es lo que es orgánico, las políticas culturales, sociales, pues no deberían ser figuras inmóviles, establecidas y que no se puedan derrumbar llegado el momento. Yo creo que eso pues sí debería de cambiar en todo caso porque al final de cuentas lo que embellece a un lugar como Acapulco también es su gente, que se mantengan ciertas adicciones y ciertas costumbres que en ciudades como el DF (Ciudad de México) o capitales del país que son más urbanas, pues de pronto se extraña eso, se extraña la identidad y la historia que antecede la historia que antecede a las ciudades cuando ya están formadas y ya no existe la memoria humana ¿no? Porque bueno, esto también se va a agotar; en algún punto los adultos que somos ahora vamos a morir y qué van a retratar las nuevas generaciones”.

En la entrevista llevada a cabo meses antes de la destrucción de Acapulco por los huracanes Otis y después John, a Vanessa Hernández se le preguntó qué puede encontrar el lector, la lectora, que se dé la oportunidad de leer Las alumbradas, detalló, “primero, una memoria de mi infancia, yo tengo memoria de eventos fuera de lo común desde los 8 años y todos los elementos que están ahí, el 95 por ciento existió, o sea, existe el cerro, el cerro pues está en La Cima. Ya no es el cerro porque ahora, bueno, ahora esa zona ya se urbanizó más, ya no existe la terracería que era la entrada, ya está pavimentado, ya hay departamentos aledaños al cerro, etcétera, es una memoria que poco a poco pues deja de existir porque pues así es la vida, va cambiando la geografía y hay veces que no puedes hacer nada contra eso, no solo rescatar los recuerdos, existen algunos personajes, el personaje principal, la voz masculina, don Ismael existe, no existió en la persona de mi abuelo, una persona que a pesar de que pues ejercía el catolicismo como una identificación religiosa, pues también procuraba a otras identidades espirituales, veía el folclore de las yerberas, él decía que veía mujeres que se quitaban de la rodilla para abajo sus pies, se los ponía en el fuego y se iban volando y todo esto lo creía, no a los 25, 30 que lo vivió, no lo vi yo como algo que a lo mejor estaba tomado o algo, él asumió todas estas imágenes posibles y pasó el tiempo y llegaron hasta mí cuando yo tenía 8 años, ya él tenía 70 y tantos y yo ya no cuestioné ese mundo ¿no? Dije bueno, este mundo existe, no existirá en el mío, pero existe una parte de mi mundo porque existe a través de mi abuelo, y esto está en la novela, este personaje, esta personalidad, pues existe. Por ahí está otra persona que se llama, si no me olvidó, Renato, que en su momento, pues fue un amigo mío, que yo tuve de adolescente, ahora hizo su transición, ahora es una mujer trans y me parece muy interesante porque digo claro, él simboliza, los modales más afeminados, pero en el buen sentido de claro, esto lo volvían aún más deseable, cómo un adolescente y ahora entendiendo que encontró su propia identidad, digo claro, porque él de alguna manera escapaba a los amigos que yo tenía de esta edad, que tenía otra personalidad dentro de sí que exploró mucho más tarde y me gustó saber y no le he dicho, además que inspiré un personaje en él, porque bueno, ya nos alejamos, el tiempo, la edad, pero muchas cosas existen”

“La topografía guerrerense parecía muy interesante porque bueno vivimos a nivel del mar, supuestamente, pero hay recovecos y hay montañas y estamos rozando la sierra y es muy interesante ver cómo incluso Acapulco pues va a desnivel y puedes apreciar las montañas que la rodean y cómo llega la lluvia y todo esto es un exotismo, por eso me imagino que cuando llegaron los primeros, las primeras camadas de turistas extranjeros, pues estaba maravillados, era un verdadero paraíso”.

“Claro, sigue siendo un paraíso, no tiene pues otra alquimia ahora, pero y probablemente otro público que va a verlo, pero sigue siendo un lugar maravilloso, muy atractivo aún y pues muchas cosas están en el libro; mi interés por la historia de México pues siempre ha estado ahí, siempre, me ha parecido muy interesante volver la vista atrás y entender cómo, pues en una parte, cómo es que estaba hecho el País con la identidad de una República, pero aún así habíamos muchos problemas dentro del país porque bueno, eso nunca se va a quitar. Todavía tenemos problemas, tenemos una democracia y tenemos procesos electorales, etcétera, pero siguen habiendo pues diferenciaciones entre las clases sociales, sigue habiendo un disgusto, etcétera, eso pues probablemente nunca terminen, somos demasiados mundos para que todos coincidamos y en particular, yo acá me parecía relevante que ayudaba mucho a la dinámica de la novela porque pues la novela habla del quiebre de una familia que tiene toda la certezas de vida posibles, un patrimonio, pues un espacio geográfico que yo soy ya en los tiempos del Porfiriato, ya los hacendados eran una de las clases, sino las más privilegiada, de las más altas y cómo a partir de este rompimiento en las circunstancias pues están del otro lado, ¿no? Justo del lado que el Porfiriato trataba de invisibilizar la presencia pues indígena, el indigenismo sufrió muchísimo durante esos años y fueron muchos años. Entonces por eso me parece interesante porque en Acapulco pues bueno en Guerrero siguen existiendo desigualdades a pesar de que tenemos un censo de 600 mil indígenas, no existen solo en el estado. Entonces digo claro, hay muchos problemas, que se siguen pues repitiendo, que probablemente otras dimensiones, probablemente estén contextualizados en otras formas, pero permanecen las desigualdades en muchos aspectos”

Respecto a la diferencia del lenguaje en cómo se cuenta Signos vitales y Las alumbradas, Hernández ataja, “yo creo que Las alumbradas tiene mucho de ese lenguaje al final de cuentas, pues es la misma mano, la que escriben, entonces incluso en la novela narcotráfico, o sea, ahorita le estoy corrigiendo, estoy recibiendo las pruebas y estoy checandola y y viendo y digo claro, porque al final de cuentas pues soy la misma persona, encuentro mucho de mí en estos dos libros, no tanto…en un libro de cuentos, pues tendría más a explorar otra atmósfera; todo era como una especie de de monstruosidad latente, las parejas se vuelven caníbales, etcétera, pero creo que pues al final de cuentas es, pues yo diría mi estilo; a lo mejor mi estilo va a cambiar en dos años, probablemente, el próximo año, pero en este momento pues sí, encuentro con el mismo hilo negro y yo al menos lo identifico y digo, me gusta que exista porque pues quiere decir evidentemente que soy yo la que le escribe y eso me gusta y digo sí, espero en algún punto de alguien que que lea pues mi obra piense, sí, noto todo crecimiento y espero existe este mismo tono, o bueno en el mejor de los sentidos que las unifica a pesar de que sean tan diferentes entre sí”.

En la entrevista que le hicieron en el periódico El País, Vanessa Hernández habló que ella al igual que varias generaciones en Acapulco crecieron nutridas de la televisión mexicana y la cultura popular que ahí se proyectaba, al respecto Revista Costa Brava sobre cómo la influyeron las novelas televisivas, dijo que le ayudó mucho “agradeceré siempre la televisión mexicana, sé que ahora podemos decir que obviamente de siete u ocho años no me iba de casa sola, pero después sí fui sola, en la secundaria o prepa, pero esos primeros años yo lo que veía trataba de aprovecharlo, lo mayor posible, sin saber que me iba a servir, simplemente disfrutaba mucho ver las historias porque hay universos, todos los libros lo tienen pero la televisión, donde el producto está deglutido y te lo muestran con imágenes, pues hay un acercamiento más inmediato, por eso nos encantan las serie. El libro pues evidentemente es una historia que recurre a la imaginación, da un margen mucho más amplio, de posibilidades, pero la televisión que ya está establecida visualmente el símbolo de lo que tú estás viendo, buenos y malos, pues a mí a los 8, 10 años, me sirvió mucho a identificar a los villanos de los buenos y entender que había, por ejemplo cualquier trama, lo de siempre, los secretos familiares guardados desde la gestación de los personajes principales, una villana con negras intenciones y esto parece muy simple cuando uno lo cuenta, pero en realidad cuando estás escribiendo justamente aplicas la misma teoría, qué mueve el personaje en la telenovelas, pues probablemente el amor en pareja, pero no hay un personaje en ningún libro que no tenga un motivo para que inicie esa historia, entonces claro, a lo mejor yo en este momento lo interpretaba con las limitaciones de mi edad, de 8 años, pero lo disfrutaba y que más allá de que ganara el galán en turno etcétera, lo que la hacía mi heroína era que se sobreponía sobre su circunstancias. Entonces eso me gustó muchísimo y es algo que comprobé años más tarde cuando fui a dar una plática Santa Marta Acatitla, a las internas que claro tú vas lleno de prejuicios, no soy prejuiciosa pero a veces sin querer llevas atavismos, entonces yo llegué y les pregunté qué le dirían y eran como si no me equivocara, como 16, 14 internas, me decían leemos sagas, leemos los Juegos del hambre, etcétera y claro, yo entendí. Dije que están buscando personajes que de alguna manera imiten sus propias circunstancias y estás son heroínas que se sobreponen, entonces, eso me enseñó por supuesto al no prejuzgar ningún libro y a no estar pensando qué es literatura, que no es literatura, qué deberíamos leer qué no deberíamos, o sea, claro, ya lo había pensado, pero esto me ayudó muchísimo más a establecer la idea de que no debería haber, ideas preconcebidas. Estas mujeres estaban, muchas de ellas todavía deben estar ahí seguramente purgando pues condenas y encontraban en estos mundos un escape”

Se le cuestionó a que no se debe prejuzgar cuando hay expresiones de si alguien ve o vio las novelas de Televisa cómo es que realiza una obra literaria, y refutó, “yo nunca lo haría, yo no juzgo a nadie, a mí me encanta. Es que yo tal vez soy así siempre he sido así, de que no me clavo en lo que se diga de las personas, no aplicó porque no lo hago conmigo y bueno, habrá gente que lo haga, pero a mí me tiene sin cuidado. La prueba es que yo sigo escribiendo y no estoy pensando si mi educación literaria muy temprano, mi educación literaria, fue mala o no. Pruebas que sigo escribiendo y he descubierto tonos que no sabía que podía llegar y para mí escribir novelas sobre narcotráfico cuando la escribí, yo estaba asustada, no porque hubiera otras novelas de narcotráfico, no, estaba asustada porque yo quería hacerlo y hacerlo bien, sobre todo quería estar satisfecha, con lo que yo terminara y cuando la vi siempre me pasa, yo lloro, cuando termino un libro, porque pienso claro, esto fue un año de mi vida, a veces bueno, en realidad, nunca llegó a un año”.

Confesó, “siempre son seis, ocho meses y tampoco menos, entonces yo me comprometo mucho y digo este es mí libro y este es mi trabajo y yo no miro a nadie más. Yo hago mi trabajo y la prueba es que bueno, tengo siete novelas escritas en 10 años y eso porque destruí dos porque claro, pensé esta novela no va para ningún lado, pero como ejercicio me ayudó mucho. Ahí están, tal vez algún día sirvan, no sé, la otra novela, que le voy a robar el título porque me gustó, también la deshice,entonces eran nueve y digo, desde el 2011 estoy escribiendo”.

Anotó, “bueno, desde que tengo 16 años escribo, entonces, pues quizás no creo que haya una especie como de clave, o de camino, cada quien tiene su camino para muchas personas, evidentemente, como para mí ha sido intuitivo. Yo trato de leer lo que quiero, no voy a la sección de libros gordos, a veces leo cosas que digo pues sí, me llama, me provoca, ¿por qué no? y si puedo tomar algo de ahí que me sirva, trato de enfatizarlo porque si son voces, pienso a veces, fantástico, es todavía mejor, los libros de Ed&Lorraine Warren, Los cazafantasmas, ¡que diría! ¡yo los adoro!, ¡me encantan”, están tan bien construidos, te meten buenos sustos, sería lo que tal vez se denomine bestseller o pop, no sé, pero son increíblemente divertidos. Tienen la capacidad de generar todas las emociones, entonces, bueno, digo,  ha veces uno tiene ideas que no le ayudan a uno y se clava uno y no es bueno, yo no me clavo, todo lo que venga es bien recibido y me gusta mucho decir lo de las telenovelas, trato de enfatizarlo porque pienso, ha veces, tenemos gustos, lo cual no está mal, pero a veces se tiene la idea de que hay que tener una carrera específica y no siempre es así. No quiero decir que esté mal, no, no, lo que digo es al contrario, que no nos limitemos; yo soy diseñadora de modas de profesión, mi trabajo era tratar cortar, coser, no escribir libros y siempre me gustó escribir y después de que hice un guión para Televisa que quedó finalista, dije a lo mejor esto es lo que más me gusta ¿no? Porque disfruto mucho el proceso de escribir y también disfruto mucho investigar, no me gusta corregir, pero creo que nadie le gusta corregir, pero me gusta mucho investigar y clavarme este año e investigué sobre otro tema histórico y creí que iba a ser horrible porque el tema es como…, pero pensé qué maravilla, que hayan tantas posibilidades y que haya tantos escritores, pues con tantos intereses que no necesariamente coincidamos, pero por eso mismos que se abre el panorama y esto pues a mí me gustó mucho que fuera un tema sobre espiritismo que es, pues también una corriente que me gusta mucho, que disfruto mucho en lo particular, en ejercer en lo privado, así que pues sí, y agradeciendo que en el camino haya lectores que les guste pues es como cerrar el círculo”.

Del recorrido de Las alumbradas, dijo que estaba en la agenda de entrevistas, además agradecida con Random House, Editorial Grijalbo, que estaba “muy, muy lindos, muy consentidores apoyando mucho el libro, me siento muy, muy, muy, muy afortunada. Esto escapa a todas mis expectativas. Ángela mi editor ha sido mi ángel de la guarda, Andrea también; es que sí ha sido maravilloso, la semana pasada fue una semana de entrevistas, esta también y ayer acabé una hace ratito otra entonces, supongo que esto sigue un rato porque la presentación fue el viernes pasado en Gandhi de Quevedo y por ese libro ya está en en Gandhi de Quevedo, en la tienda de los Tecolotitos y también se puede conseguir por internet, por la página de la editorial de Random House Grijalbo, y pues espero que le vaya bien, que como el nombre dice, que alumbre donde tenga que alumbrar los pequeños incendios que somos”.