Nuevo arzobispo de Acapulco concita la unidad eclesial y civil: Orbe

Nicolás Orbe de la O, párroco de Coyuca de Benítez durante la misa que ofició en el templo de San Martín Tixtlancingo. Foto: Ossiel Pacheco.

•Leopoldo González, obispo de Tapachula fue nombrado por el papa Francisco

Ossiel Pacheco

El párroco de Coyuca de Benítez, Nicolás Orbe de la O, dio a conocer que el 29 de agosto asumirá el obispo de Tapachula, Chiapas, Leopoldo González González, designado el pasado 30 de junio por el papa Francisco como nuevo arzobispo de Acapulco, cargo que dejó en enero pasado el ahora arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlo, y se espera que católicos de las tres regiones que forman parte de la arquidiócesis se reúnan para darle la bienvenida.

Orbe adelantó que para la ceremonia de bienvenida al nuevo jerarca católico todas las parroquias de Acapulco, Costa Chica y Costa Grande enviarán a sus delegados desde Cuajinicuilapa hasta San Jeronimito, municipio de Petatlán. “Es un buen momento para fortalecer la unidad eclesial y civil, el proyecto de construir la paz va más allá del ámbito de la fe”, resaltó Orbe de la O al ser entrevistado en Tixtlacingo, tras oficiar la misa de acción de gracias de los alumnos que egresaron del EMSAD el miércoles 5 de julio.

Prevé que con González habrá de dar continuidad al proyecto de construcción de la paz y de mantener cercanía con los liderazgos sociales en cada una de las parroquias, aunque dejo en claro que cada obispo trae su propia dinámica, cosmovisión y habrá de imprimir un sello particular.

Ponderó además que tiene una amplia trayectoria académica, una vez que ha sido profesor en el seminario y fungió como vicario general en la arquidiócesis de Morelia siendo el segundo de a bordo del cardenal Alberto Suárez Inda llevando el gobierno de esa diócesis, conoce las estructuras y cómo relacionarse con los sacerdote, laicos, y grupos eclesiales.

“En la prensa se ha hablado de que sigue la misma escuela de monseñor Carlos Garfias, de alguna manera los obispos que han salido de Morelia han enfrentado situaciones complicadas, como la Iglesia de Acapulco, donde la violencia está desbordada y ha rebasado niveles nunca antes vistos”, agregó.

Consideró que el nombramiento del obispo de Tapachula reafirma el interés del papa Francisco en esta región señalada a nivel nacional e internacional no solamente por la fragmentación política sino de la sociedad porque la violencia ha escalado a niveles inimaginables y el reto que tiene el nuevo pastor y guía es continuar el proyecto de construcción de la paz iniciado por el ahora arzobispo de Morelia, Garfias Merlo.

Remarcó que Garfias en los seis años al frente de la arquidiócesis de Acapulco trató de responder a esta situación con una dinámica de mayor participación de las iglesias en la atención a las víctimas, incluso con la promoción de la cultura de la paz mediante centros dentro de la estructura de la Iglesia en respaldo a los jóvenes y niños.

“Siento que al nombrar a monseñor Leopoldo González que también es de Morelia, sigue una línea dentro del episcopado mexicano, viene de una base en Tapachula, donde ha trabajado con gente marginada, con indígenas, en la promoción humana, ha fortalecido esas regiones donde está la pobreza extrema, el perfil que pensó el papa Francisco es de alguien esté cerca de la gente que conozca el sufrimiento y las situaciones que vive la familia cuando se desintegran”, valoró.

El párroco de San Miguel Arcángel amplió que González viene al puerto con una experiencia pastoral y de trabajo con los inmigrantes, “eso va a ayudar mucho acá al ver la realidad de la arquidiócesis, es una esperanza, de un obispo que lleva desarrollado en 12 años y su visión de trabajo es mantener y cultivar este proyecto que comenzó de los centros de atención a víctimas, no nada ajeno a estos problemas”.

Señaló que los obispos mexicanos han tratado de seguir los lineamientos que el papa Francisco ha desarrollado a grandes escalas y en sus documentos sostiene que la Iglesia debe estar en salida y no encerrarse en las sacristías si no ir a las periferias no solamente a brindar ayuda espiritual sino ir a los territorios donde la gente se ha marginado y que no son valoradas en su dignidad.