La teoría del loco.

APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO
Jeremías Marquines
La teoría del loco fue la característica principal de la política exterior conducida por el presidente de Estados Unidos Richard Nixon. Su administración, la rama ejecutiva del gobierno federal de 1969 a 1974, intentó hacer que los líderes de otros países pensaran que estaba loco, y que su comportamiento era irracional y volátil. Nixon usó la «Estrategia del Loco» para forzar al gobierno Norvietnamita a negociar la paz para terminar la Guerra de Vietnam.
La teoría del loco tiene su origen en la célebre frase del genial escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe que dijo: «Es peligroso aquel que no tiene nada que perder.» En su aplicación, la teoría del loco es simple: el político, o quien sea que la ejecute, debe aparentar siempre que actúa con irracionalidad, hacer declaraciones provocativas, generar escenarios de imprevisibilidad: el que no tiene nada que perder nada le pueden quitar, aunque sea todo lo contrario.
El gobernador del estado de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero se ha enfrascado en una rijosidad con el líder de una organización política denominada Grupo Guerrero (GG) David Jiménez Rumbo, por el control de la próxima sucesión de la gubernatura. Para la mayoría de los políticos locales acostumbrados al juego básico de la estrategia política y la sumisión, Jiménez Rumbo simplemente está loco. Imagínese –dicen- contrariarse con el gobernador, sólo un loco. Pero eso es precisamente lo que Rumbo quiere que crean.
El líder del Grupo Guerrero fue uno de los principales aliados de Ángel Aguirre para que este pudiera llegar a la gubernatura, pero en el camino se sintió traicionado por el gobernador que no cumplió con lo que habían pactado. Jiménez Rumbo se replegó un tiempo y esperó a concentrar la mayor cantidad de fuerza política y el momento exacto para recuperar territorio. En la filas de su organización militan el presidente del Tribunal Electoral, Arturo Pacheco Bedolla, el presidente estatal del PRD, Carlos Reyes, ocho diputados locales, alcaldes, síndicos y regidores, además de un senador suplente, así como posiciones en el Comité Ejecutivo Nacional del PRD. Su fuerza es considerable.
Las fricciones del gobernador con Jiménez Rumbo pasaron de ser desavenencias de orden económico y de espacios de poder, pues nunca fluyeron hacia GG, ni el dinero ni los cargos públicos acordados, a un enfrentamiento de índole político-electoral donde están en juego el control de las candidaturas a gobernador y alcalde de Acapulco.
Jiménez Rumbo comenzó su ofensiva estratégica utilizando a su hermana, la diputada local Ana Lilia Jiménez Rumbo, presidenta de la comisión de equidad y género del congreso local (las letras minúsculas tienen una razón). Desde allí operó para echar abajo y mantener en suspenso la propuesta del gobernador para despenalizar el aborto. Rumbo justificó su oposición en una encuesta mandada hacer a modo. Sin embargo, y lastimosamente, la despenalización del aborto es una propuesta en la que tampoco cree Ángel Aguirre, pero la lanzó con cálculo político.
La oposición a esta iniciativa tuvo dos vertientes: decirle al gobernador que no las tiene todas a su favor, y hacer visible a la hermana del líder del GG, que busca la presidencia municipal de Zihuatanejo. Las dos cosas le resultaron bien a David Jiménez, aunque se haya visto como un patán al oponerse a una medida de salud como lo es que las mujeres puedan abortar sin riesgo.
Incluso para abonar más a su estrategia “irracional”, declaró que “el PRD no luchará por homosexuales, lesbianas ni abortistas, ya que esos “no son los principios de la izquierda”. La declaración la hizo luego de que una manta apareció colgada en Chilpancingo con el rostro de su hermana a la que llaman “traidora”. Fue una única lona que bien puede pasar como autogol para seguir manteniendo la atención. Como sea, le dio oportunidad de explayarse y decir: “Seguramente la lona la colgaron el montón de señoras de edad muy avanzada, muy feas, que la mayoría de ellas se rumora que son lesbianas, aunque a mí parece que tienen toda la libertad de ejercer su sexualidad, son abortistas y están en la ruta de la alta burguesía trasnacional”. (Estas declaraciones las publicó Cuadratín Guerrero).
Como es público, Jiménez Rumbo tiene una alianza política con el senador y aspirante a la gubernatura, Armando Ríos Píter, uno de los aspirantes mejor posicionado del PRD, a quien hasta ahora respalda en sus aspiraciones; asimismo, apoya a Evodio Velásquez, un joven con mucho arraigo en la gente, que desea la presidencia municipal de Acapulco.
Derivado de su apoyo a estas posiciones, Jiménez Rumbo denunció que el gobernador intenta imponer a su hijo, el diputado faltista, Ángel Aguirre Herrera como candidato del PRD a la alcaldía de Acapulco, echando mano del dinero y el poder público que ostenta. Acusó que el gobernador utiliza despensas del DIF y las concesiones a transportistas para construirle a su hijo una candidatura a modo. El señalamiento no es del todo errado, pues todo el gobierno estatal está echado a la cargada para respaldar al junior.
Tras denunciar la cargada gobiernista para heredar poder a su hijo Angelito Aguirre, Jiménez Rumbo escaló el conflicto hacia el poder legislativo local. Esta semana, haciendo gala de audacia, se reunió en el Congreso con todos los diputados de su grupo, más otros aliados con los que suma mayoría, y acordaron destituir al presidente del Congreso, el hipercuestionado diputado Bernardo Ortega, “por su cercanía y servilismo hacia el gobernador Ángel Aguirre Rivero”. Con esta acción, David Jiménez podría tomar el control de esa presidencia cameral y complicarle aún más el escenario a Ángel Aguirre.
Hasta aquí, el líder del GG, ha llevado bien la estrategia del loco, actuando al límite como el que no tiene nada qué perder. No obstante, sabiendo que tiene puntos débiles, se adelantó y denunció en forma vaga que el gobernador quiere encarcelarlo, nunca dijo por qué, pero lo que dijo dejó sembrada una percepción a su favor. También denunció que el gobernador le quitó la escolta de siete guardias que tenía y recordó que de la misma manera le hicieron a su mentor político, el ultimado Amando Chavarría Barrera. Por cualquiera de los dos lados se cubrió hábilmente.
El gobernador Ángel Aguirre y David Jiménez Rumbo se conocen muy bien, son gusanos de la misma guayaba. Ambos son ambiciosos, marrulleros e inescrupulosos, por eso se respetan. Hasta ahora el líder del Grupo Guerrero ha ganado posiciones. Su estrategia le ha servido para desequilibrar el lado político-electoral de Aguirre, más no para detenerlo. Lo que busca es llegar a la negociación, porque ese es el fin de esta estrategia, pero a una negociación ventajosa. A un intercambio entre caballeros. Por eso, mientras anunciaba la destitución del presidente del Congreso local, Bernardo Ortega, también mandó una señal para el acuerdo por medio del senador Sofío Ramírez a quien de paso redujo de precandidato que era, a mandadero del gobernador. Según un diario local estas son las palabras como lo dijo: “El dirigente de Grupo Guerrero (GG), David Jiménez Rumbo, informó que pactó una tregua con el gobernador Ángel Aguirre Rivero a través de “su operador”, el senador Sofío Ramírez Hernández”.
El fin de todo el embrollo Aguirre-Rumbo, será, si no ocurre una inflexión desafortunada que altere todo, el acuerdo por el cual la candidatura de la presidencia municipal le quede al junior, la candidatura a gobernador a Armando Ríos Píter, la dirigencia estatal del PRD a David Jiménez, la candidatura por la alcaldía de Zihuatanejo a Ana Lilia Jiménez, a Evodio la coordinación del Congreso estatal. Después se verá qué hacen con Luis Walton que vuelve a querer espantar con el petate del muerto de una alianza, pero ese es otro tema.